En el día de la fecha, el Banco Central de la República Argentina puso en circulación las nuevas monedas de 2 y 10 pesos. Con el lanzamiento de estas dos piezas se completa el cono monetario anunciado a principios de 2016, demasiado tiempo se tomaron, al menos a mi parecer. Ya mucho se ha escrito sobre la pobreza del diseño y pareciera que en la de 10 pesos intentaron subsanar algunos de los temas mas obvios, rellenando el árbol, colocando mas detalles a las flores, centrando el diseño y las leyendas y vistiendo el canto con un estriado. Aunque la mona se vista de seda, mona queda.
No voy a poner los detalles técnicos de las piezas porque son facilmente encontrables en el sitio del BCRA y seguro todas las publicaciones numismáticas los reproduciran en las próximas semanas.
Pero no quería dejar pasar algunas reflexiones acerca de esta serie. Empiezo con un punteo de lo mejor y lo peor.
Lo Bueno
- Bella temática: La naturaleza es siempre una buena opción, sobre todo en los tiempos que corren en los cuales la ecología tiene un alto grado de consideración en las nuevas generaciones.
- Los Cospeles: Buen peso y tamaño, se sienten bien en la mano. El espesor correcto y un buen juego cromático con los enchapados que da a cada denominación un color distinto, gran detalle.
Lo Malo
- El grabado en general: La calidad es muy pobre, absolutamente bidimensional, solo trabaja en dos alturas.
- Los árboles: Los protagonistas principales. Parecen interpretaciones abstractas o surrealistas.
- El Canto: El canto liso es un detalle desmerece la calidad y terminación de la moneda.

Profundizando un poco más respecto a algunos de estos temas, quiero centrarme en el punto más débil que tiene esta serie que es su pobrísimo diseño, parecen hechas mas por un diseñador gráfico que por un maestro escultor o alguien que entienda de monedas y numismática. Incluso hay algunos detalles que hasta a al diseñador gráfico mas elemental no pueden escapársele. Me refiero a que en una serie tiene que haber continuidades que mantienen la identidad y la armonía, que en este caso se rompen. Si se fijan, en las tres denominaciones menores, el número del valor facial está recostado sobre algún lateral y de lado opuesto esta la flor de la especie. Por algún motivo, en la moneda de 10 pesos, el facial aparece centrado y con dos flores en lugar de una. Y las diferencias no terminan allí, el Caldén es el único árbol que aparece relleno con líneas horizontales y que sobresale significativamente del circulo contenedor e incluso la moneda de 10 es la única que presenta las leyendas centradas mientras que en el resto es aleatoria la ubicación. Cuando se colocan las monedas juntas ese detalle se vuelve muy notorio (obsesivos compulsivos abstenerse). Lo mismo sucede con el canto, que es liso en las menores y estriado en la mayor. Diferencias que desconciertan, quizás sea una familia ensamblada, una hermanastra que es hija del primer matrimonio, sería una explicación muy moderna e inclusiva. Me quedo con el canto estriado, sobre todo en cospeles generosos y de buen espesor como los de esta serie. Solo la moneda de 10 pesos se salvó de la desnudez lateral.
En conclusión, dudo que estas piezas tal como están sirvan a los fines de que la población conozca estas bellas especies autóctonas, una oportunidad comunicacional enorme que se dilapida por una muy pobre ejecución. Un enorme contraste con los billetes, de los cuales seguro escribiré algún post muy pronto.
Esperemos que la crítica llegue y que prontamente se mejoren los troqueles o se propongan temáticas alternativas, como anualmente hacen Perú, Méjico y EEUU entre otros.